Desde que llegaste, soledad

 

Desde que llegaste,
soledad,
no has dejado de recorrerme.
Te metiste en mi mente
en silencio
incómoda, sosegada,
pero rabiosa.
Alcanzaste mis ojos
y los aguaste
para limpiar los dolores
y la nublazón
que impedía contemplarme.
Bajaste a mi pecho
a tosidos
y resonaste, me gritaste,
que debía oír mis adentros.
Te anidaste comodina
en el corazón
sólo por un ratito,
para recordarle que podía
retumbar sin acompañamiento.
Llegaste a mi vientre
atrasando sus procesos
alborotando los golpes
drenando la sangre
con mayor furia.
Estás en mi colon,
por ahora,
exigiendo revolución
o destrucción de mis rutinas.
Ahora no sé
si tu destino
es mi ingle,
las rodillas,
mis metatarsos.
Si dejaste
recuerditos
en cada hito
de mí ser
para decirme
que me piensas
porque tú,
soledad,
me quieres
y yo te quiero
y necesito
que te quedes aquí. 

Poema publicado originalmente en las redes sociales de Poesía de Morras.



Comentarios

Más leídos

El diseño (texto para una tarea)

Tantas muertes

Bienvenida escrita