Tú no has muerto
podría pensarte
como si estuvieras muerto.
Sonó la idea tentadora,
banalicé el proceso,
me soñé vestida de negro,
sollozando la pérdida,
con coronas de flores
que huelen a panteón,
recorriendo recovecos
que marcaste en mi casa
y mirando fotos con suspiros
priorizando el amor.
Pero no, tú no has muerto,
no soy aquélla viuda
que se enfrenta a los silencios,
al pánico de nombrarte
y hallarme sola en el eco.
Mi enojo está vivo
y me recuerda que estás vivo,
que tu piel despide el aroma
de madera mojada
a unos kilómetros de mí,
tus fotos no se tornarán
a tonos grises ni sepias
sino que brillarán en más sitios
con otras personas vivas
que sonreirán y te presumirán
porque estás feliz ahí.
Tú no falleciste.
Tu voz no es sicofonía,
es el sonido estruendoso
de aquélla canción
que creaste sin mí.
Sigues marcando tus pasos
uno detrás del otro
dejando marcas,
creando estragos.
No, tú no has muerto.
sólo debo aceptar
que ahora, como antes,
haces tu vida sin mí.
Comentarios
Publicar un comentario