Heridas internas
Alicia Escobedo Hace unos meses, cuando iba en mi usual camino hacia todas partes, fui arrollada por un camión de tres y media toneladas llamado decepción amorosa. No estuvo en peligro mi vida, logré frenar antes de que sus ruedas pasaran por mi cuerpo, o mi cráneo. Y si bien, logré ponerme de pie y no necesité traslado urgente a un hospital (psiquiátrico, seguramente), tiempo después me encontraron algunas heridas internas. Las más graves de ellas y las que me han causado más mal fueron el resentimiento y la culpa. Son bastantes incómodas. De hecho, no puedo andar sin que de pronto las sienta, no me dejan respirar muy bien, y me nublan la visión. La mayoría de los especialistas me dijeron que desaparecerían con el tiempo, pero conozco mi metabolismo emocional lento. Así que el remedio más próximo y más barato que me pudieron recetar fue recurrir a la escritura. Según los doctores de la superación personal, la psicoterapia y la autoayuda yo debía escribir una carta pensando en aq...