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Mostrando entradas de 2017

Tantas muertes

Alicia Escobedo "Hay muchos tipos de muertes, hay tantas formas de morir", me dijo Pablo, un ex recluso que era integrante de las brigadas de Protección Civil en la prisión. Él lo sabía mejor que nadie: había visto morir a tantos internos picados, golpeados, suicidados. Intentó salvar a muchos, pero no pudo. Otros de sus amigos -me dijo- aunque estaban vivos, sufrieron más crímenes internos de los que cualquier ser vivo pudiera soportar: murió su familia, sus ganas de vivir, de tener libertad, de amar. Con cada una de las vidas perdidas, se moría a pedacitos la inocencia de Pablo, pero no su esperanza de salir adelante. Todos los días, casi, veo muerto a alguien. Un arrollado, un baleado, un acuchillado, otro feminicidio. Veo como, en ciertas zonas, la muerte del cuerpo es tan normal que casi casi "un lugar de los hechos" es un sitio de convivencia. Tras el cordón de seguridad que ponen los policías, "El Pelón" saluda a "El Huesos" y se alegr...

Las concesiones de la amistad (Ensayo)

Hace unos meses me enteré que la madre de mi mejor amiga de la secundaria tenía más de un año de haber muerto. Lo más ingrato es que lo leí en una publicación de una red social, el único contacto que tuve con ella por mucho tiempo y por el que ambas sabíamos que la otra, a quien solíamos llamar incluso "hermana", seguía existiendo.  Vergüenza fue una palabra pequeña para definir lo que sentí cuando supe la noticia. No sólo por saber que la que fue mi madre adoptiva ya no estaba, sino porque me di cuenta de lo mucho que me he alejado de mi amiga y de lo mucho que he dejado esa relación a la deriva.  Ella también me ha relegado, no sabe en dónde trabajo ni si he sufrido durante más de 6 años en los que no nos hemos reunido. Y así, pese a que hemos perdido contacto, nos sentimos cómodas al saber que la otra estuvo y está ahí. Seguimos llamándonos amigas, aunque hemos sido pésimas compañeras de camino.  En contraste, a quien consideré una gran amiga después, desapareció...

Bienvenida escrita

Preparo una nueva bienvenida y no podía ser mejor que escrita. Hace años no uso esta página, la cual fue creada por un objetivo meramente académico. Esta vez es personal y, a la vez, público. Tengo 24 años. Vivo inmersa en una generación de jóvenes clasemedieros que ha introyectado un sentimiento de soledad, aunque estén conectados con medio mundo. Una confusión constante entre generaciones analógicas, que vienen cargadas de "antes todo estaba mejor" y las generaciones digitales que buscan innovar día a día, aunque las ideas no lleguen o no logren a ser debidamente terminadas. Como que ya no se sabe si lo que debemos es dar vuelta a la página para llegar a una nueva etapa o capturar la pantalla para recordar las cosas tal y como estaban. Perdidos, las y los jóvenes no hemos encontrado otra forma de sentirmos mejor que hacer públicos nuestros pensamientos, a ver si así tenemos alguna respuesta de alguien. Me uno a la moción. Este blog tiene la intención de mostrar historia...